Asia

Qué ver y hacer en Maldivas, además de tomar el sol

La República de Maldivas es uno de los paraísos más soñados por quienes buscan perderse en un destino exótico. Sus 26 atolones y alrededor de 1200 islas dan para mucho. Pero, este país es mucho más que cabañas sobre aguas cristalinas y playas de arena blanca. Su gran biodiversidad marina, su cultura y su historia también son atractivos por explorar. Eso sí, sigue siendo el lugar perfecto para el turismo de relax y las lunas de miel, aunque es perfecto para familias, grupos de amigos o personas que viajan solas.

Para una primera toma de contacto, lo mejor es ver ofertas de Voyage Privé a las Maldivas, así se va tomando el pulso a un archipiélago de numerosas posibilidades. Un lugar donde callejear, viajar en hidroavión, hacer submarinismo, visitar un mercado de pescado, entrar a una mezquita, pescar, perderse en una isla deshabitada o relajarse en un Spa. Eso y más es Maldivas, a pesar de que muchos la consideran un destino únicamente de sol y playa.

Visitas obligadas y otras curiosidades

Quienes viajen a Maldivas con un poco de espíritu aventurero, pueden dejar por unas horas su cómodo alojamiento para adentrarse en el mercado de pescado en Malé. La capital del archipiélago ofrece una oportunidad única para conocer de primera mano la cultura del país. Su lonja de pescado es una experiencia que todo viajero debería vivir si quieren acercarse de verdad a la idiosincrasia de los maldivos. Quienes quieran aprovechar para comprar algún souvernir, harán bien en llegar hasta la zona del embarcadero, que es la más turística.

No obstante, aprovechando la visita al mercado de pescado, otra actividad imprescindible es callejear por la capital. Dejarse llevar sin rumbo por sus calles o descubrir su universidad, visitar el Museo Nacional y el palacio del Pueblo, o hacer una parada en el memorial por las víctimas del tsunami de 2004, pueden ser una buena opción. En el recorrido aparecerán varias mezquitas, con lo que se puede entrar a la más famosa: La Mezquita Hukuru Miskiiy, la más grande del país.

En cambio, los aficionados a los deportes acuáticos, podrán dar rienda suelta a su afición, haciendo submarinismo, snorkel, kayak, windsurf, paddle surf o incluso yoga sobre la arena. Las opciones son muchas y variadas, y el entorno es paradisiaco. Pero sin duda, uno de los fenómenos más llamativos es el espectáculo natural de bioluminiscencia que se da en las playas de la isla Vaadhoo. Ir a Maldivas y no vivir esta experiencia es como viajar a París y no visitar la Torre Eiffel.

Y siguiendo con el espíritu aventurero, ¿qué tal subirse a un hidroavión y hacer un recorrido panorámico? Fotografiar este paraíso desde las alturas es una experiencia única y la mejor manera de contemplar la extensión del archipiélago y toda su belleza. Además, durante el vuelo se puede escoger uno de tantos islotes deshabitados para pasar el día en completa soledad. Esta opción se suele contratar en el mismo hotel, o a través de una agencia de viajes del propio país.

Para una experiencia marina algo más relajada, lo ideal sería disfrutar de un día de pesca a bordo de un dhoni, la embarcación tradicional del país. Hay excursiones que ofrecen esta experiencia que consiste en acompañar a locales en esta embarcación pesquera para ver cómo es su oficio y probar suerte a ver si pica algún pez. Y si la pesca no es lo tuyo, siempre se puede disfrutar del lujo y la relajación de un Spa a pie de playa o unos días en una villa sobre el agua, esta última, quizá es el sueño de todos los que se imaginan sus vacaciones en Maldivas.

 

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